Este es un extracto de 1910 sobre cómo leer las características de las personas.
La Ley del Equilibrio debe ser obedecida para llegar a ser perfecto en carácter, capacidad y salud. Una cosa bien equilibrada está preparada para preservar el equilibrio. Será obvio para el estudiante que en el estudio del hombre en relación con su cuerpo físico denso, la armonía entre una parte y otra debe ser cuidadosamente considerada para que en los casos de predominio de una – parte sobre otra, exhibiendo alguna excentricidad de carácter, se puedan dar consejos apropiados para el cultivo de las partes defectuosas y la restricción de las partes sobre-desarrolladas.
En la evolución del ego es, por supuesto, apropiado cultivar cualquier deficiencia del denso vehículo físico llamado cuerpo, sus usos, y a menudo se pedirá al estudiante que aconseje qué hacer en esta dirección. El hombre bien equilibrado no tiene ninguna deficiencia marcada que cultivar ni ningún exceso marcado que refrenar, y sólo tiene que mantener la armonía y desarrollar el conjunto en un nivel de evolución más elevado, pues hay grados de caracteres equilibrados, es decir, los altamente evolucionados y los poco evolucionados.
Para utilizar la Ley del Equilibrio en el desarrollo del carácter, es necesario romper con todos los hábitos indeseables. Un arrebato de temperamento puede simplemente aliviar los sentimientos de uno o volverlo loco. Por lo tanto, es absolutamente necesario ser maestro del cuerpo físico para disfrutar de esa armonía tan deseable. De esta manera se puede evitar la creación de un nuevo Karma indeseable en el plano físico. Se le preguntará al estudiante cuál de los tres sistemas fisiológicos o clases de facultades es el más deseable de poseer en predominio, y al intentar responder a tal pregunta, debe tener en cuenta que en el gran esquema de la evolución, como los tres sistemas y todas las facultades son de igual importancia, y que etapa por etapa a medida que evolucionamos, cada sistema o facultad mental se va pronunciando cada vez más, uno tras otro, en rotación, como lo exige la experiencia. En un momento dado, el sistema Vital puede prevalecer sobre los sistemas Motivo y Mental, y en otro período el sistema Motivo puede prevalecer sobre los sistemas Mental y Vital, y así sucesivamente.
Sólo desde el punto de vista fisiológico, se verá en la siguiente tabla que podemos pasar por lo menos por trece etapas de desarrollo, en cualquier período razonable de cal, y luego comenzar de nuevo el ascenso en espiral, ya que será obvio que cuando un sistema se desarrolla sobre los otros sistemas, es esencial que los otros sistemas sean llevados a un nivel más alto para producir de nuevo la condición de equilibrio, y así subir un peldaño de la escalera de la evolución tanto de la «conciencia» como de la «forma» Siempre que cada hombre y mujer alcanzara lo que podemos llamar «.un estado de equilibrio», y continuara viviendo cerca del equilibrio o condición equilibrada, deberíamos encontrar las excentricidades y enfermedades desterradas, y el éxito en la vida más perfeccionado.
Pero el hecho es que la mayoría de las personas están más o menos fuera de armonía. Cultivamos una cualidad a expensas de otra y sufrimos en consecuencia, y nos corresponde a todos reconocer de una vez la importancia de la garra del Equilibrio. Sin embargo, estamos tan constantemente abogando por el equilibrio, que es bueno recordar que hay un valor que debe ser puesto en los extremos del temperamento y el carácter. Es el hombre equilibrado el que ve ambos lados de una cuestión, y el desequilibrado el que toma puntos de vista extremos, y a éstos buscamos ideas «avanzadas» o «reaccionarias» para ser equilibradas por el hombre de en medio.
Una clase se agita contra la otra, y el hombre equilibrado se beneficia de ello sin peleas. Los extremos en todas las cosas son peligrosos, la posición más segura la ocupa el hombre de en medio, que es el individuo sensato y equilibrado. Algo excepcional y excéntrico debe esperarse de aquellos que exhiben un gran predominio de cualquiera de los tres sistemas o de cualquier clase de facultades, y puede afirmarse con seguridad que cualquier exceso o deficiencia relativa hasta cierto punto estropea la paz de la vida. Por lo tanto, aprendamos de los imperfectos cómo llegar a ser perfectos.