El famoso dicho «Siembra un acto, cosechas un hábito, siembra un hábito, cosechas un personaje, siembras un personaje, cosechas un destino» pone esta superstición en contexto.
El mundo es un mundo en movimiento, y por su movimiento el Sol es capaz de expresarnos la mañana, el mediodía y la noche, la primavera, el verano, el otoño y el invierno. Por el movimiento del cuerpo, el ego expresa el carácter, la capacidad y la condición de la salud. Cada acto de la vida de un hombre lleva más o menos el sello de la personalidad. Ya sea caminando, hablando, riendo o escribiendo, el acto se corresponde precisamente con el carácter, por lo que damos mucha importancia al conocimiento de la Ley del Movimiento.
La Ley del Movimiento aplicada a los signos del carácter debe ser considerada en relación con (1) la velocidad. (2) La dirección. Si una serie de actos se registran con precisión, el carácter puede ser estimado de esta manera, y su exactitud será proporcional a la precisión del registro. Entre los ejemplos más notables e interesantes del movimiento de la planta pueden mencionarse la subida de la flor del nenúfar por encima de la superficie del agua por la mañana y su regreso al atardecer bajo el agua con la flor cerrada, y el conocido Girasol que sigue al Sol. Estos movimientos revelan la naturaleza de la planta.
El interesante espectáculo que se ve a través del microscopio de los movimientos de la materia viviente en el agua, donde se produce continuamente un estado de guerra y contención, donde cada combatiente está formidablemente armado y muestra signos de ira y dolor, a medida que la guerra avanza, es un ejemplo de la naturaleza en movimiento, revelando características al observador. Los movimientos de la cabeza, el ojo, los labios y las manos se hacen a menudo con la intención de engañar, y es necesario mirar dos o tres veces antes de que las observaciones de movimiento puedan ser consideradas como signos de carácter, pero cuando se nos asegura que los movimientos son el resultado de un hábito confirmado, en lugar de un disimulo momentáneo, podemos hacer uso de la ley con ventaja.
Es muy posible que un enemigo asuma la sonrisa y el apretón de manos de la amistad, pero no puede asumir una nueva forma de ojo, nariz u oreja, y se puede confiar en ellos para revelar la traición que se oculta bajo la acción. Las pasiones y emociones se expresan en acciones. Sarcasmo, regaño, desdén, son todos revelados por los movimientos de la boca.